Chile, Brasil y México son los países en donde más se invierte en tecnologías para la ciudad, destacando Santiago de Chile como la más innovadora de toda Latinoamérica, según Marco Alexandre Moniz, Regional Business Development Manager de SONDA, empresa chilena de TI e integrador de sistemas, durante su ponencia en en el evento América Digital 2024, realizado esta semana en la capital chilena.
Aunque depende esencialmente de las regulaciones e inversión que se haga por país, los recursos para convertir una metrópoli en una “ciudad inteligente” han comenzado a tener presencia en el sector de transporte impulsado por una “consciencia colectiva” y una generación “con voz”, que se “moviliza” y es inclusiva.
Moniz apunta que una ciudad inteligente o “resiliente” es aquella que tiene la capacidad de responder a incidentes habiendo usado sus recursos para identificar rápidamente las zonas donde se requiere acción.
En ese sentido, la ciudad depende consecuentemente de un tráfico seguro. Con radares de velocidad se logró disminuir el 30% de accidentes fatales en autopistas, debido a que estos educan a los conductores al alertarlos de excesos, según estudios realizados en São Paulo (Brasil).
A éste se le agregan otros sistemas inteligentes que optimizan la gestión del tráfico, como ondas verdes, informaciones al usuario del flujo, y carreteras con velocidades que cambian dependiendo del horario. Para 2025, las ciudades que utilizan aplicativos de movilidad reducirán en un 20% el tiempo de desplazamiento de personas, aseguró Moniz en base a estudios recientes.
“Mejorar el tiempo de respuesta a una emergencia aumenta un 25% las posibilidades de salvar vidas”, sentenció.
Con la integración de la inteligencia artificial (IA) se aumentó la capacidad de análisis.
“Por ejemplo, una cámara de seguridad de Londres, que monitorea seis carriles, en dos días identificó 300 infracciones”, dijo Moniz.
Y es que esta tecnología permite no solo identificar el uso de teléfonos celulares, cinturones de seguridad, o incluso controlar la velocidad media de un tramo, sino también verificar el seguro y permiso de circulación al estar conectada a una base de datos.
“Tiene la capacidad de ser un portal”, resumió su alcance.
Alexandre Moniz identificó tres recursos que actualmente mejoran la vida de las personas que viven en ciudades inteligentes.
En primer lugar están los LPR (License Plate Recognition, por sus siglas en inglés) en buses. La preocupación al prestar servicio público al ciudadano se alivia con el uso de cámaras LPR, la cual tiene condiciones para leer la patente de los vehículos y monitorear una vía exclusiva de buses. Sin embargo, se destacan sus funcionalidades dentro de éste, puesto que al estar conectado a una pantalla funciona como panel de información al usuario al mostrar mensajes de alerta, de previsión de llegada o de la próxima estación. O incluso servir para grabar a las personas que hacen uso del transporte público.
Luego están los pagos por EMV (Europay, MasterCard y Visa), un estándar de interoperabilidad de tarjetas. Con la integración de las aplicaciones de transporte y billetaje electrónico, los pagos son rápidos y seguros sin necesidad de efectivo ni tarjetas con chip. También mejora la gestión de ingresos y brinda mayor seguridad a los conductores y cobradores. Según cita Moniz, en São Paulo, hubo una reducción del 50% del fraude en el Billete Único, después de la migración a EMV.
La implementación de ambas hizo más efectiva la app de movilidad urbana Nina en Brasil, aseguró Alexandre Moniz. Esto debido a que también cuenta con un botón de alerta por acoso sexual y, usando las tecnologías integradas como videomonitoreo dentro de los buses, medios de pago con tarjetas funcionando como identificador de huella digital, entre otros descritos previamente, facilita la identificación del posible acosador.
Por último, está la tecnología de optimización de rutas. Con un resultado de 38 millones de litros de combustible ahorrados, la reducción de 20.000 toneladas de emisión de CO2, y 350.000 entregas adicionales al año, la empresa de transporte de paquetes UPS evidenció la importancia de planificar las rutas que se adecuen al vehículo y a las habilidades de su conductor.
El 90% de los viajes de UPS se realizan sin girar a la izquierda.
“Pero todo lo expuesto no podría funcionar sin un centro de integración”, agregó Moniz, quien considera que es imprescindible en una ciudad resiliente para poder tener todos los actores importantes en acción.
Y es que el Smart Platform —plataforma tecnológica inteligente que integra diferentes sistemas y datos— apoya y facilita la coordinación múltiple entre las autoridades de sanidad, policía y emergencia, entre otros, para proporcionar una respuesta coordinada e integral a la crisis.
Asimismo, la herramienta ayuda en la toma de decisiones y la tarea de informar a los ciudadanos en tiempo real y recopilar actualizaciones in situ, detectar y rastrear casos activos y personas en riesgo. Funciona también como un sistema de alerta temprana para delitos, monitoreo de zonas críticas, gestión inteligente del tráfico para la optimización del flujo vehicular en tiempo real y seguridad en el transporte público a través del análisis de comportamiento.
“La información que no es trabajada no genera condiciones para tomar decisiones”, recuerda Alexandre Moniz.
El ejecutivo cree que este sistema es aplicable tanto para las ciudades como para las empresas, puesto que éstas también cuentan con una base de datos.